martes, 30 de diciembre de 2008

Fijne kerstdagen en een Gelukkig Nieuw Jaar!


Como si del Rockefeller Center neoyorquino se tratara, también en el Grote Markt de Groningen se celebran las fiestas con arbolazo navideño y pista de patinaje sobre hielo. Una bonita estampa que me serivirá -igual que hice el año pasado desde otra plaza*- para desearos a todos días muy felices para terminar este año y empezar el que ya está a puntito de llegar.

Que os vaya bonito! Nos vemos en 2009!


*Ahora que lo pienso... si alguien me llega a decir hace justo un año desde dónde os iba a estar felicitando la llegada de 2009, creo que no lo habría creído NUNCA!!

sábado, 27 de diciembre de 2008

Vampirizando

Soy un vampiro. Un parásito, un carroñero. Estoy perdido en una habitación oscura al pie del hielo castellano y no dejo de pelear con los muros de granito oscuro y frío -como la montaña que acecha tras la bruma gélida- por la señal invisible que filtran gota a gota y que trae hasta mi ordenador el rumor de los blogs que leo cuando cierro los ojos. Tengo mi propio blog pero nada me llama más que el hambre en ayunas de los textos ajenos. Es invierno y me escondo del hielo y la nieve tras los gruesos muros y los cristales empañados. Me dejo acunar por la luz azulada de la pantalla de mi portátil. El tiempo se congela afuera mientras leo en mi burbuja. Soy un yonki, invernal y navideño, del blog ajeno.

martes, 2 de diciembre de 2008

Een maand in Gronin

Aún recuerdo la sopa de tomate y cebolla y la quiche de parmesano y cebolla que comí en el V&D de Grote Markt en mi primer almuerzo aquí (yo solito, con millones de mariposas revoloteando en mi estómago). Mucha cebolla, sí, pero es que no tenía ni idea de qué ponía en la carta!!

Un mes ya en Gronin.

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Still remember the tomato and onion soup and the parmigiano and onion quiche I had for my first lunch (all alone, with millions of butterflies still flying inside my stomach) at the V&D at Grote Markt. Lots of onion, agreed, but the naked truth is that I had no clue of what the menu read!

Already a month in Gronin.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Ahí te dejo, Salamanca


Aún así te odio y quiero
amo el azul de tu cielo
aunque a veces no demuestre su color

Revólver · Dentro de tí






No pocas canciones se han hecho a las ciudades en las que uno vive, en las que a uno le pasan las cosas como si del escenario de la película de cada cual se tratara. Yo hace tiempo que le debo una a Salamanca. Y no sé si sería de amor, de añoranza, de desamor. De olvido, jamás. Hace ya tiempo que llegué (o fue ella quien me llegó?) y, aunque me he ido, hemos acabado reencontrándonos. Algo tienes, que no consigo dejarte... por más que lo he intentado.

Aún así te quiero. Casi tanto como te odio.

La foto es de la clausura de las fiestas del pasado verano, desde mi terraza. Llueve al otro lado de mi ventana en Groningen y, por alguna razón, me descubro pensando en mi terraza con vistas a una catedral dorada.

Mood: me faltan unas tapitas por Van Dyck...

Feliz finde a tod@s... estéis donde estéis =)

viernes, 21 de noviembre de 2008

Interviewing a deity

My company is aware of the advantages of sharing knowledge, and so it has developed some tools to enable a better communication amongst its workers. One of those tools is the Company Weblog, consisting in a blog (actually a quite simple one, no frills) that runs on the internal servers and is accesible from every worker's computer within the company, including the offices in other countries. Most of the entries are about the world of search advertising, but sometimes it's used for other purposes. For example, every new colleague that's hired has to undergo a little, personal interview, which is posted in the weblog so everybody gets to know him/her. As every new worker, I had to submit my interview last week. I didn't want to be too serious, after all my life's too boring to have someone simply reading about it. Did I go too far with 'spicing' it?


It needs to be underlined that, when my colleagues read the title of the entry -that is, 'Interview with Jesus'- they all thought it was the other Jesus who had been interviewed. Sorry to dissapoint them, I'm no mesiah... yet.

domingo, 16 de noviembre de 2008

La casa de las sorpresas

La casa donde vivo es un apartamento propiedad de la empresa situado en una típica casa dutchie, con grandes ventanales que se abren a la calle como si de escaparates se tratara. No sé si es muy antigua pero al menos lo parece, como parece serlo todo por el peculiar estilo arquitectónico de estos infieles. Prometo contaros algún día más cositas de mi casa, y hasta poneros alguna foto para que os hagáis una idea, pero hoy no. Hoy sólo quiero contaros que la casa está llena de sorpresas... Cada dos metros hay una puerta, y nunca sabes qué habrá detrás. A veces es una habitación, claro. Pero otras veces es una escalera bloqueada, que no sabes a dónde llevaría si la pudieras seguir. En muchas otras ocasiones son armarios, pequeños huecos que aprovechan el espacio que dejan las escaleras o los rincones para guardar un calentador, el cuadro de la luz...

Pues eso, que hace unos días reparé en una de estas puertas. No le había prestado mayor atención hasta ese momento, y me di cuenta de que nunca la había abierto. Así pues, y no sin un cierto reparo, la abrí. Y héte aquí que mi casa me acababa de hacer un fantástico regalo: ahora me siento un poco menos lejos.


He sobrevivido a mi primera semana en el curro. Es domingo y hasta el sol quiere brillar tímidamente sobre los tejados de Groningen. Me voy a dar un paseíto, quizás hasta acabe tomando un warmechocolade. Met slagroom, por supuesto!

martes, 11 de noviembre de 2008

Alondry day




Dijo el sabio que la supervivencia en los viajes depende de innumerables variables, pero es el Factor G el que determina de modo inexorable cuándo llega el momento de hacer una paradita en la lavandería. Así es, amigos, el Factor G (de gayumbo), también conocido como Índice C (de calzoncillo) o, en voz de ciertos autores de la generación beat, Algoritmo T (de tanga, ceñido y apretao) es el que realmente nos obliga a decir 'hasta aquí hemos llegao' y cambiar nuestro de común aguerrido gesto de impenitentes viajeros a vivaracha mirada de quien se afana en las tareas domésticas. Porque, no nos engañemos: todo, absolutamente todo, es reciclable. No hay camiseta suficientemente sudada, pantalón con demasiados lamparones ni calcetines lo bastante aromáticos como para no ser una opción a considerar cuando no se ve rastro de lavadora ni de la gana de buscarla. De tal modo, el mentado Factor Gayumbo se expresa en la siguiente fórmula:

D=f(Gx2)-1

En donde D es el número de días que se puede aguantar con lo que se lleva en la maleta, y está en función de G, que es el número de gayumbos que se porten, multiplicado por dos dado el fenómeno de todos conocido por el cual los gayumbos tienen dos caras susceptibles de ser utilizadas consecutivamente, y al que se resta una unidad porque en el momento de salir de casa ya se llevan unos gayumbos puestos, con lo que se deduce que ya vienen usados, o sea, una bala menos en el cargador. A menos que se vaya en plan comando, en cuyo caso no se han estudiado las repercusiones pero dan miedito...



Pues eso, que tras venir arrastrando este cuerpazo -que dios en su infinita sapiencia me otorgó- por media Europa y vuelta pabajo, me había llegado la hora. Esta mañana, al punto de salir de la ducha (este año ya tocaba ducharse), la apertura del cajón de la gayumbada me confirmó la fatal noticia. Efectivamente, había llegado el día de la alondra, o Alondry Day en términos anglosajones; que no tiene tanto que ver con la pizpireta ave que surcara los cielos de España sino con la Alondry o 'laundry', que dirían en Ohio -pronúnciese 'Ojayo'.




La bici de la derecha, en la puerta de la tienda, es la mía. Aún no ha sido bautizada... ¿alguna propuesta?


Tres eurazos con cincuen la lavadora. Otros dos lerus la secadora que en vez de secadora debería denominarse 'sacadora' por cumplir la función de sacarte las perras mucho mejor que la de secar. Y cuarenta céntimos un puñaíco de detergente que ni era de jabón de marsella ni frescor primaveral. Ni na. Aunque lo más jachondo es lo de tener que sentarte frente al maquinillo a esperar que acabe, como si no tuvieras nada mejor que hacer que ver el programa de sintéticos color dar una vuelta, y otra, y otra

y otra

y otra

y otra y otra y otra y otra.

En fin, pilarín, que estos son los gajes del oficio. Holanda se ha cobrado otro pequeño botín a costa de mi autoestima y mi férrea y viril virilidad. Eso sí: tengo un montón de calzoncillos limpitos.

Por los dos lados.

lunes, 10 de noviembre de 2008

H





Pues qué quieres que te diga: dicen por ahí que eres muda... pero a mí me encanta escucharte! Y más hoy, que es tu día. Hoy, cumpleaños se escribe con Hache, aunque sea intercalada: cumpleHaños feliz, cumpleHaños feliz...

Felicidades! Te echo de menos, RM...

domingo, 9 de noviembre de 2008

Ik ben... GRONINGED!


Aún no acabo de creérmelo, aún parpadeo.

Aún me froto los ojos y cuando los abro... veo canales, bicicletas, suelos de ladrillo, panekoekken, frites met pindasaus, Hema, Albert Heijn, NS Spoorweg, halfwolle melk, duwen, trekken, alstublieft, lekker.

He vuelto a Holanda.

Adiós, Salamanca... o mejor, hasta luego, porque volveré a verte en primavera. Pero durante el frío no me busquéis entre piedras doradas; buscadme aquí, junto a la Martinitoren.

Tot ziens!

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Cannot believe it yet, my eyes still blinking.

Yet I rub my eyes and when I open them... I see bikes, brick pavement, panekoekken, frites met pindasaus, Hema, Albert Heijn, NS Spoorweg, halfwolle melk, duwen, trekken, alstublieft, lekker.

I'm back in The Netherlands.

Goodbye, Salamanca... or a 'catch ya later' might do much better as I'll be back into you by springtime. But as cold remains don't try to find me amongst the golden sandstone; find me here, by the Martinitoren.

Tot ziens!

lunes, 27 de octubre de 2008

Almendras amargas

Fantástico artículo el que aparece hoy en El País:

LA BURLA DE TERRORISTA SABE A ALMENDRAS AMARGAS

José Yoldi. 27.10.08

Defraudar expectativas es como comer almendras amargas. No depende de lo que uno haga, es tan sencillo como pestañear y deja un sabor de boca tan desagradable que es imposible ignorarlo.

En algunas almendras, sin que puedan distinguirse a simple vista de las normales, se encuentra una molécula llamada amigdalina y una enzima llamada emulsina. Cuando se come, se ponen ambas en contacto y se origina la descomposición de la amigdalina en un tipo de glucosa, benzaldehido y ácido cianhídrico. La glucosa es un azúcar, el benzaldehido es lo que proporciona el sabor a almendras amargas y el ácido cianhídrico es la base del cianuro, un veneno letal. Si se comieran suficientes almendras amargas -unas 20 en un adulto- el cianuro ocasionaría una asfixia repentina que sería mortal. Afortunadamente, el sabor repugnante del benzaldehido impide que el tóxico se ingiera por error.

Pocos individuos merecen mayor repulsa que el sanguinario Iñaki de Juana Chaos, un etarra que asesinó a 25 personas durante su etapa de jefe del comando Madrid, que sólo cumplió 18 de los 3.129 años de prisión a los que fue condenado por esos crímenes y que luego fue sentenciado a otros tres años de cárcel por amenazas terroristas en dos artículos de prensa.

El 2 de agosto quedó definitivamente en libertad y sus partidarios le organizaron un acto de bienvenida en una herriko taberna de San Sebastián.

Él no acudió al homenaje -al que se impidió el acceso a la prensa- pero, de acuerdo con lo publicado por el diario Gara, parece que remitió una carta de apoyo, que fue leída por una mujer que no ha sido identificada y que concluía con la expresión "Aurrera bolie" [adelante con la pelota] que solía utilizar para finalizar sus escritos el que fuera jefe de ETA Txomin Iturbe, ya fallecido.

Hay quien cree que la testosterona, en lugar de la inteligencia, es el requisito para acosar a los terroristas, por lo que alguna asociación de víctimas, decidida a hacer la vida imposible a De Juana, ha instado un proceso por enaltecimiento del terrorismo contra él y la Audiencia Nacional ha abierto unas diligencias previas en las que ha citado a declarar al etarra.

Pero tanto la iniciativa como la apertura del proceso constituyen un inmenso error, porque todos los manuales de estrategia explican que no hay que disputar batallas que no se pueden ganar. Y ésta, está perdida de antemano.

Edificar un tipo penal sobre una ambigua frase de significados equívocos, algunos notablemente inocuos, que es atribuida a otra persona a la que no se menciona expresamente, es como construir el Titanic con palillos.

Pero, además, es que De Juana debe de estar disfrutando como un loco. Está jugando al ratón y el gato con la policía y la justicia española, que lo han estado buscando sin poder localizarle en su domicilio de San Sebastián, en Dublín (Irlanda) y en el Ulster. Y todo para notificarle ¡que tiene que declarar!

La burla llega al extremo de que el etarra ha contratado a un bufete de Belfast para que le represente en cualquier comunicación que Interpol tenga que hacerle. Hasta el momento, ningún juez ni fiscal ha instado su detención, aunque amenazan con ordenarlo si no comparece a la citación, lo que da una idea de la urgencia del caso.

Nadie va a conseguir meter en la cárcel a De Juana por este asunto. Cuando declare, que declarará, sólo con alegar que él no escribió ninguna carta ni asistió al acto ya quedaría exculpado. Pero es que ni siquiera tendría necesidad de mentir. Sabemos que hubo una carta porque Gara reprodujo su contenido, pero el documento no está aportado a la causa, por lo que De Juana podría incluso reconocer que dirigió unas líneas a sus seguidores, argumentar que desconoce si el documento es el mismo y pedir que se lo muestren para reconocer su letra y su firma. Como lo que no está en el sumario no existe para el proceso, y en la causa no hay carta que valga, el viaje llega hasta ahí. Las expectativas, frustradas, y De Juana, toreando a la Justicia.

Y para los demócratas, la burla de terrorista sabe a almendras amargas y es letal como el cianuro.



lunes, 6 de octubre de 2008

At my signal, unleash THE FRISKY PARTY 2008

Something's happening in Brussels on November the 1st...




And the voice's spreading!

domingo, 5 de octubre de 2008

La alargada sombra de R.C.

El domingo es día de cafetito y de periódico mañanero, reposado, disfrutado. El de hoy trae un rostro familiar: Robert Capa, de quién ya os solté un ladrillo hace tiempo, sigue ocupando a sus colegas del siglo XXI.

El soldado, el fotógrafo y la muerte.
Unos contactos disipan dudas sobre la autenticidad de la célebre imagen de Capa.
En elmundo.es (5.10.08)

El mito pervive, y con él su obra. Hoy mucha gente se ha parado a pensar, durante un instante, en aquellos años oscuros de nuestro pasado. La fotografía ha cumplido una vez más su objetivo de retener el tiempo en la memoria.

Y mañana es lunes... ¡Feliz semana!

viernes, 3 de octubre de 2008

One (very) fine day


Y es que no sé cómo describirlo mejor.
Gracias por dejarme estar, por dejarme ser, por reunirnos a todos, por quereros y por querernos.

Ha sido un día inolvidable. Me da que para vosotros también =)


¡¡Vivan los novios!!


Más fotos y más momentos, aquí

lunes, 1 de septiembre de 2008

No estaba muerto...



... estaba tomando cañas

(leré lereé)

Sigo vivo. Y volveré. Prontito!

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I'm still alive. And I'll be back. Soon!

viernes, 25 de abril de 2008

ONCE upon a time in the movies

Tonite I went to the cinema: there's a two-weeks programme of movies in original version sponsored by the Escuela Oficial de Idiomas -Official Languages School- and the Van Dyck theaters, which are the place to go to watch indie films in Salamanca. I bought a 5-movie ticket at the beginning of the programme and I had to choose which ones to watch and not. I don't really know why I chose the one playing tonight, maybe 'cos it's in English and I was beginning to get tired of feeling stupid while trying to catch isolated words in German or French. Anyways, I know I made the perfect choice.

'Once' is a delicious, simple story that contains all the beauty that can only be found in small, everyday stories. Featuring non professional actors, it's tale about loneliness, love, understanding, hope and how life can be so bright and crispy during a simple, intense moment is deeply touching. Everything beautifully surrounded by the songs the characters write and play at all times. Actually, the songs are an essential part of the movie: normally, music accompanies the dialogues in other movies; in 'Once' the action is stopped every now and then to let us listen to the characters singing the songs in their full lenght; songs that really tell the story.

As it usually happens with good movies, there's something in it that makes it special, something that's easy to feel but at the same time extremely difficult to explain. So, I won't try anymore; I'll just tell you that I've been completely unable to help spending the rest of the evening with my guitar. Wanna know why? Enjoy:




BTW, I'm not the only one who loves this song. Does it sound familiar to you? Well, it might be possible...

viernes, 18 de abril de 2008

Mi apuesta por el rock and roll

¿Alguna vez han sido de golpe conscientes de algo? Esta noche mi hermano Jimmy ha entrado por la ventana como Peter Pan y me ha sacado a volar. Y he sabido que nunca me perdonaré no haber sabido apreciar a tiempo la importancia vital que tiene vivir esto en directo:




Algún día nos volveremos a encontrar, hermano. La distancia es nuestro medio, los kilómetros el libro en que leemos, los caminos... la vida misma. Nos volveremos a ver, hermano, donde tú sabes:

nveec.

martes, 8 de abril de 2008

Le blog gastronomique



Vivir con Bealó tiene sus cositas, como la afición compartida a House, las tardes en el sofá engullendo Prison Break (debates sobre con qué hermanito le gustaría verse encerrada en una celda incluídos), las cápsulas de alcachofa, los retrospecter ('aquí hay un árbol, aquí un río...') las partidas al juego de las banderitas ('hazme un pum') y mil más. Y la cocina. Rivalizando muy seriamente con el sofá, la cocina es donde más horas pasamos juntos. Y es que a ambos nos unen dos pasiones: cocinar es una. Comer hasta reventar es la otra.



Hasta tal punto fue que, tras muchas tardes y noches en la cocina ensayando, improvisando y cuidando estos cuerpazos que Dios nos dio, hasta pensamos en hacer un blog gastronómico. Yo andaba ya con la idea de liarme a escribir un blog y buscaba un hilo conductor que diera sentido y una cierta homogeneidad a las entradas... Pensé que abrir cada entrada con lo que había salido cada día de nuestra cocina era una buena manera de empezar... para luego proseguir con las divagaciones que vinieran a cuento. Casi como una conversación de sobremesa, una extensión de los buenos y dulces ratos del café que cada día vivíamos en casa, con las manos sujetándonos la barrigaza repleta, henchidos de algo más que de satisfacción. No parece mala idea para un blog, verdad?



De aquel tiempo vienen estas fotos que ahora decoran esta entrada: crèpes con Nutella, tarta de frambuesas naturales, pizzas 100% caseras (exitosas... y no tanto), pizzas del súper (que de todo tiene que haber y además nos encantan), el legendario pastel de carne, superhamburguesas, quiche lorraine, alcachofas gratinadas, berenjenas rellenas...



El tiempo fue pasando y Bealó hizo sus maletas para aterrizar en su amada gabachilandia como profe de español, y yo me quedé en casa esperando su regreso con Larita. La cocina ya no está tan animada como antes, pero sigue habiendo larután en la alacena.


miércoles, 2 de abril de 2008

Gefeliciteerd, Mom!



XxXxX

martes, 1 de abril de 2008

Salamanca, mi Nikon y yo

Otra tarde de domingo cazando instantes por la ciudad de las piedras doradas...

lunes, 31 de marzo de 2008

Welcome home, Mrs. Hooker


Today I didn't have lunch at home... I went picnic by the river instead. And so did almost everyone here in Salamanca. The reason for such a sunday-ish activity like this happening on monday is clear and unique: to celebrate the return of the prostitutes. Ain't it a reason for joy?

It was in the XVIth century when the King Philip II -the one who ruled the Spanish empire at its height as a catholic enterprise- ordered the prostitutes should leave Salamanca during the holy lent so it'd be easier for the masculine population to avoid the sin of lust. It might not be widely known but Salamanca, due to the presence of its seven centuries old university, has always had a significant and lively 'red light district' fueled by an important population of students, soldiers and -of course- priests. These 'providers of affection' were kept on the other shore of the river Tormes until the period of lent was over. Then, on the first monday after easter, the prostitutes were allowed to cross back the river and the students, their best clients, accompained them on their trip on decorated boats, cheering at them and celebrating the day at the river banks with drinks and hornazo -a typical pie filled with boiled egg, ham and sausage.

Nowadays, the historic district where the prostitutes were settled has changed into a state-of-the-art, centrally situated area with recently restored apartments available for high rents and its former inhabitants and workers are not a part of the student life anymore... The times have changed so nobody's exiled to the other side of the river. But every year, on the first monday after easter, everyone in Salamanca buys a hornazo and walks down to the river banks to celebrate the Lunes de Aguas (monday of waters, literally translated) festivity. So, wanna join me for the picnic? Fancy a piece of hornazo? Our good friends the working girls are about to return! Hurrah!

Ciento setenta mil kilómetros


170.000 kilómetros y ni uno más. Bueno, quizás alguno sí, pero por ahí anda la cosa. Ciento setenta millones de metros recorridos dan para mucho. Dan para ir y volver de Cáceres a Leiden cuarenta y tres veces y media. También podría haber dado algo más de medio millón de vueltas a la Plaza Mayor de Salamanca o haber hecho 4028.91 veces la maratón olímpica. Lo cierto es que en mis ciento setenta mil kilometrillos no se contó nunca ninguno de estos periplos, pero sí otros muchos: una huida por los pelos de la nevada más increíble en Picos de Europa, varias escapadas bercianas, incontables subidas y bajadas a exámenes o a jugar pachangas de básket, por no contar atascos, prisas mañaneras y alguna mudanza. En fin, que podría estar aquí toda la noche y la lista apenas quedaría empezada. Hay muchos sitios a los que llegar en coche, y más cuando es tu primer coche, y mis primeras cuatro ruedas me llevaron tan lejos que muchos de esos viajes no se pueden cifrar en metros, leguas ni pies. En él me refugié en más de una noche de lluvia, tras sus cristales vi desfilar océanos de luces remotas en la oscuridad de la carretera que, como el hilo del ovillo, nace y muere en un abrazo. Huí de la tristeza, adelanté a mis sueños, dejé atrás caricias y penas. Soñé que era libre y que las distancias no eran más que los mares que cortaba como un capitán pirata a tres mil revoluciones por minuto de viento en mis velas blancas. Amé, canté, lloré y, sobre todo, volé lejos, muy lejos.

169.999 kilómetros se acumulaban en las ruedas de mi viejo corsina supersónico cuando empecé a rodar el último tras un camión que me salió al paso, a lo lejos, traicionero y envenenado. Aún no se adivinaban las cúpulas de la catedral vieja en el horizonte hace hoy cosa de cinco meses cuando el último de nuestros viajes juntos terminó abruptamente bajo las toneladas de hierros oxidados e inmisericordes que se interpusieron en el vuelo que me llevaba a reír con Marieta. Mi viejo, feo, grasiento y ruidoso corsina, con nombre de los Sultans tatuado, que contó ciento setenta mil y no pudo llegar al ciento setenta y uno. Me había llevado a muchos sitios pero a este no quiso llevarme; me ha hecho muchos favores pero este, el último, fue el más grande de todos: carrocería torsionada, motor y caja de cambios desplazadas, radiador y otras mil piezas reducidas a hierros retorcidos. Los pretensores del cinturón disparados. Mi corsina al desguace... y yo sin un rasguño.

Era feo, sí. Viejo, también. Heredado de cuarta mano, puñetero en las visitas al taller y quisquilloso a la hora de pasar la ITV. Pero ahora que ya no lo guardo en el garaje sé lo que siente el capitán de un buque hundido cuando le sé oxidándose en algún desguace.

martes, 25 de marzo de 2008

I'm lovin' it!

Le toca la lotería y vuelve a trabajar al McDonald's "por añoranza"

El británico Luke Pittard gana 1,6 millones de euros en la lotería y regresa a su antiguo trabajo


Luke Pittard, un británico que ganó 1,3 millones de libras (1,6 millones de euros, 2,6 millones de dólares) en la Lotería Nacional del Reino Unido, ha vuelto a trabajar a un McDolnald porque echaba de menos a sus colegas.

Pittard, de 25 años, trabajaba de camarero con su novia Emma Cox, de 29, en un restaurante de la famosa cadena de hamburgueserías en Cardiff (Gales) en julio de 2006, cuando la fortuna llamó a su puerta con el citado premio.

La pareja de nuevos millonarios colgó entonces sus uniformes de McDonald y se retiró a disfrutar de la vida con su hija Chloe, de 3 años.

Luke y Emma compraron una casa por 230.000 libras (292.100 euros, 460.000 dólares), celebraron un boda por todo lo alto y se pagaron unas vacaciones de lujo en las Islas Canarias (España).

Sin embargo, la novedad de sentirse millonario se ha esfumado veintiún meses después y Luke ha decidido volver al McDonald porque añora a sus compañeros, informó hoy la cadena pública BBC.

El peculiar "hijo pródigo", que cobra 5,85 libras por hora (7,5 euros, 11,7 dólares) en el restaurante, ha encontrado en el establecimiento tantas "caras conocidas" que ha sido como ver a "un grupo de viejos amigos".

Luke comentó que sus colegas creen que está "un poco loco", aunque él piensa que todavía es muy joven y que "un poco de trabajo duro no le hace daño a nadie".

Y Emma apoya sin reservas a su esposo: "Le entiendo perfectamente. Ambos disfrutamos trabajando en McDonald y aún tenemos buenos amigos ahí", comentó la esposa.

Además, la jefa del millonario, Katherine Jones, está encantada con su regreso: "Me alegra -dijo- que haya tenido tiempo de disfrutar el premio, pero me encanta tenerle aquí. Es como si nunca se hubiera ido".

Emma también ha accedido a que el matrimonio aplace su luna de miel hasta que finalice la temporada del equipo de fútbol en el que su marido juega de portero en sus ratos libres.

"Debo ser -concluyó Pittard- el hombre más afortunado del mundo. No sólo gané una fortuna, sino que mi esposa entiende la importancia del fútbol y ahora he recuperado mi antiguo trabajo"

(Link)

Impresionante la reflexión del último párrafo. Y es que va a ser verdad eso de que no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita. Pa mí un Bigmac, por favor. Sin pepinillos!

viernes, 14 de marzo de 2008

Dos años en el retrete

Noticia sacada de ElPaís.com de hoy (link):


Una mujer de 35 años ha estado encajada en el inodoro de la casa de su novio, en Ness City (Kansas, Estados Unidos), durante unos dos años. Según informa el periódico local The Hutchinson News, el novio llamó a la oficina del alguacil, el pasado febrero, para informar de que a su novia- la cual no ha sido identificada- le pasaba algo raro. Al llegar al domicilio, la Policía encontró a la mujer sentada en el inodoro, con los músculos atrofiados de no moverse y pegada a la taza, con lo que calculó que llevaba allí sentada unos dos años. Los servicios de urgencia la sacaron con una palanca.

Al comprobar el estado de la mujer, el novio no tuvo más que reconocer lo que había ocurrido. Contó que ella había pasado allí todo ese tiempo porque quería. Él le llevaba comida y agua. "Con sus actos, ella pareció apoyar lo que él decía, pues cuando la encontramos al principio rehusó que viniera una ambulancia", ha contado el alguacil Bryan Whipple.

"Ante la seriedad de la situación, llamamos a la ambulancia de todos modos, pero ella no se quería marchar", agregó el alguacil.

La Policía local estudia ahora la posibilidad de presentar cargos contra el novio por maltrato a un adulto y está también a la espera de que un estudio psiquiátrico aclare la situación mental de la mujer y el nivel de dependencia hacia su pareja.



No tengo palabras.

viernes, 7 de marzo de 2008

Los tontos y la linde

Se veía venir: ETA ha asesinado hace menos de tres horas a una persona. Una vez más se ha cumplido el siniestro procedimiento por el que esta pandilla de iluminados han escogido una persona (objetivo, la llamarían ellos), la han juzgado en base a sus propios y absurdos criterios y, sin defensa posible, han decidido que, indefectiblemente, esa persona tiene que morir. Y la matan. No es que yo sea muy listo o que haga falta un profundo sentido histórico, político o adivinatorio; es que esta gentuza lleva toda la vida haciendo lo mismo: cuando llegan las elecciones, ellos tienen que decir aquí estoy. Y por el método de siempre, el único que saben, el de desparramar los sesos. Lo sesos de otro, claro, que en la valiente gloria de ser gudari se supone que el sacrificado sea siempre otro.

Históricamente, ETA ha querido tomar parte en los acontecimientos políticos del país; y ninguno mejor que las jornadas electorales; por eso, no recuerdo elecciones que no se hayan visto precedidas del inevitable regalito por parte de los bravos muchachuelos del norte. Ser consciente de esto me tiene desde hace semanas atado a la lúgubre dinámica de abrir el ordenador por las mañanas temiendo el titular que encuentre en los periódicos. Esta misma mañana lo he vuelto a pensar mientras desayunaba, pero al no ver sino los típicos titulares referidos a las banalidades y chorreces propias de la vorágine electoral me he sentido aliviado. Y es que el hecho de estar a dos días de la votación y que los honorables muchachotes de la pistola no hubieran dado la nota no sólo implicaría vidas salvadas, también una democracia limpia de la injerencia de las balas y las bombas y un muy alentador indicio de debilidad de una banda de asesinos que demostrarían no haber sido capaces de aprovechar una vez más el altavoz mediático que supone atentar antes de las elecciones. Pero matar es muy fácil para aquel a quien no le importa nada. Habían faltado a su cita con la muerte hace cuatro años debido a que se les adelantaron otros carniceros, igualmente fanáticos, que reventaron a 192 personas en un tren una mañana camino del curro. Algo totalmente heroico, como se pudo comprobar. Aquella vez parece que a nuestros guerreros de la ikurriña se les encogió la mano ante la competencia de aquellos moritos empalmados que buscaban sus nosecuantas vírgenes en el martirio; pero hoy se han sacado la espinita metiendo tres balas en la cabeza de un tío que salía de su casa desarmado y en compañía de su hija. Olé los épicos huevos del gudari.

Isaías Carrasco se levantó esta mañana sin saber que le había tocado la china, sin sospechar que en unas horas estaría muerto en pro de la libertad del glorioso pueblo euskaldún. Él no sabía que su nombre, su cara, su casa estaban ya en la mente del recio zagalote vascuence que le esperaba para acercarse sin avisar y dispararle dos balas en el cuello y otra más, en el suelo, al ser rematado como un perro. Por qué le iba a tocar a él? Habrá quien piense que la razón es que había sido concejal del Partido Socialista de Euskadi en su pueblo de Mondragón. Pero no, no es esa la razón, sino la excusa. La verdadera razón es que ETA necesitaba veinticinco minutos de telediario dedicados a hablar de ellos, y la manera más barata de comprarlos es elegir a cualquiera de quien puedan argüir cualquier pretexto imbécil que lo sitúe en el bando de los ‘enemigos de Euskadi’ y reventarle la cabeza delante de su hija. Siempre por la mañanita, para que de tiempo a salir en los noticiarios y que se hable mucho y bien de la santa cruzada euskaldún que tan valientemente sostienen. Isaías Carrasco daba el perfil puesto que había tenido los cojones que hacen falta para defender sus ideas a escala local, frente a sus vecinos y compañeros de trabajo, bajo las siglas de un partido en la diana de la mafia de estos iluminados. Pero ya ni eso, puesto que había dejado de ser concejal del PSE en las pasadas elecciones municipales al ir el sexto en las listas y lograr su agrupación sólo cuatro concejalías. Así que este hombre había dejado la política con naturalidad y sin aspavientos y seguía con su vida normal hasta ser ejecutado hoy por los guardianes de lo vasco. No era él quien decidía sobre la política de dispersión de presos, no era consultado por el Presidente sobre la política autonómica ni el Lehendakari le llamaba para conocer su opinión sobre el referéndum de autodeterminación. No, todo era mucho más simple: Isaías Carrasco era cobrador en el peaje de una autopista. Así que oprimir, lo que se dice oprimir, oprimía más bien poco al legendario pueblo vasco. Da igual, los gloriosos gudaris no buscaban más que su materia gris esparcida por la acera de su calle guipuzcoana, que bien valía un puñado de titulares. No buscaban la cabeza de la política opresora, de la histórica subyugación, de la invasora conculcación: más bien, buscaban una cabeza cualquiera que reventar; a ser posible humilde e indefensa. Al fin y al cabo, para ganarte protagonismo en el telediario no hacen falta argumentos más finos, verdad?

Enhorabuena gudaris, lo habéis vuelto a conseguir: habéis hecho gala de puntería acertándole a medio metro de distancia, habéis mostrado vuestro valor de chicarrón vasco disparando por la espalda a un hombre desarmado, desprevenido y con un compañero guardándoos la gloriosa huída por patas. Habéis expuesto hoy otra vez la épica y la gloria de la causa que defendéis a costa de las vidas de otros. Enhorabuena gudaris, hoy habéis logrado matar a un currante. Un vez más.

Yo no tengo respuestas, pero sí muchas preguntas: está vuestra amada patria siquiera un milímetro más cerca de la libertad? Cuántas muertes más valdrá ese milímetro? Y el camino entero? Cuánto vale una vida humana, inmortales gudaris?

Y, sobre todo,

Por qué no váis a disparar a vuestra puta madre, oh célebres guerreros vascos?





Y es que nadie lo dice mejor que mi abuela: "cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto sigue". Tenemos tontos para rato.

lunes, 3 de marzo de 2008

¿Que por qué está triste la princesa?

Intentaré no ponerme tristón ni pesao si os cuento que todo empezó hace ya una perchá de años, una tarde en la casa paterno-materno-cacereño-vecinal de Miguel, donde coincidimos tres flipadetes y tres guitarras; a saber: el propio Onti, el gran Lemo y el que suscribe. Y ahí andábamos, perdiendo el tiempo entre punteos más o menos improvisados e intentos de sonar medianamente en conjunto. Mentiría si no reconociera que yo, fundamentalmente, me limitaba a observar: si Miguel ha sido desde siempre mi medio-hermano, bien cierto es que en cuestiones guitarrísticas era él mi medio-hermano mayor y yo el pequeñajo e inexperto que le sigue a rebufo. Suyas fueron las primeras seis cuerdas que cayeron en mis manos: caja española de madera agrietada por la calefacción del edificio en el que ambos hemos crecido, con pegatinas en los trastes para no tener que contarlos una y otra vez. Aquella con la que una vez sentí ese bicho que te entra en las venas para ya no salir la tarde en que consigues poner juntos tres dedos de la mano izquierda en forma de Re-m y medio reconoces la sombra de una canción que, pese a difusa, te vibra mucho más dentro que todas las otras veces que simplemente la has escuchado en otra guitarra y otros dedos. Aquella guitarra suya, generosamente prestada y no devuelta hasta mucho tiempo después, cuando fue a parar a otro principiante que, casualmente, también se encontraba allí la tarde que os cuento. Y es que hubo también un tiempo en que Lemus no sabía lo que era una cejilla, y hasta presumí alguna vez delante de él machacando algún punteo torpe –nunca fue más cierto aquello de ‘dime de qué presumes…’. Pero eso había sido mucho antes, y el más principiante de los tres hacía tiempo que me había adelantado con creces –digamos mejor que me había dejado tirado en la cuneta y en calzoncillos. De eso me había dado cuenta un día que oí al maese Onti diciendo no se qué de un cabrón que había pasado de pedirle una guitarra a lucir acordes para los que los mortales tendríamos que dislocarnos de tres a cinco dedos. Y ese cabrón no era otro que Lemus, quien había saltado del nido de los aprendices, de las tablaturas y los fascículos, para volar con bluses de 12 compases. Así que allí estábamos los tres, el maestro y el alumno aventajado improvisando unos solos mientras un servidor trataba de no molestar y de aprender algo también. Fue entonces cuando, recogiendo ya las guitarras, el señor Lemo encadenó un puñado de acordes por quintas y tarareó aquello de ‘… y qué le voy a hacer si no te gusta el blues, si es viernes por la noche y tú no vienes… y no tengo canal plus…’

‘Hey, eso mola!’ –dije yo. Y lo repetí después, otra tarde cualquiera cuando estando en el sueño de mi erasmus holandés alguien me pasó por mail el mp3 aquel que comenzaba tan meteorológicamente con aquello de que las bajas presiones te están matando. ‘Tengo unos amiguetes… tocamos en el colegio mayor…’ -me había explicado Slowhand Lemus, despertando en mí una curiosidad de lo más pertinaz. Desde entonces repetí muchas más veces mi creciente fervor por semejante comunión entre lo mississipesco y el Manzanares más castizo, y me encargué de que todo dios oyera el temita, todo orgulloso yo de conocer un bluesman de los de verdad, aunque él insistiera en que el swing se limitaba a los muros de la residencia madrileña.

Al poco tiempo abrí los ojos para ver que ya no recorría canales holandeses, y quisieron las circunstancias verme convertido en titular de un abono transportes y participante, como buen recién llegado a la capi, de aburridas e intrascendentes discusiones sobre qué atasco era más divertido coger a primera hora de la mañana. Y volví a verme rodeado por el misterio del invierno castellano, frío y seco, cuando llamé al Gato con el ánimo de que me sacara de casa y me enseñara naves ardiendo más allá de Orión y aquellas otras cosas que los de provincias habíamos oído sólo se pueden ver en la gran ciudad. Había llovido mucho desde el principio de esta historia, y aquella noche llovía aún lo de octubre pese a estar ya en febrero. Fue así como aparecí en el Johnny, a los pies del escenario sobre el cual aprendí cosas de los grandes Mesías que en mundo han sido: Muddy Waters, Steve Winwood, James Brown, Steve Wonder… Aprendí cómo es la morcilla de Burgos, aprendí cómo baila Paula Abdul en los campamentos de verano, aprendí lo recto y profundo que puede llegar a ser un surco remolachero, aprendí que te echo tanto de menos y que no hay como alzar el puño y gritar gustoso que soy negro y, por supuesto, estoy orgulloso.

No sé cuántas veces habré oído a Lemo darme las gracias por aparecer entre la muchedumbre que se agita al pie del escenario. Gracias? Eso se lo dirás a todas! Mira primo, no sé cómo se verá el mundo desde allá arriba en el escenario, pero aquí abajo se está que no veas. No preguntes cómo, pero el Johnny, Mynt, LaMala, Bourbon Café, Galileo, Bar&Co, Clamores… se convirtieron en lugares de culto y fechas señaladas en rojo en el calendario, acontecimientos imposibles de obviar, y ello fue tanto por los que estabais arriba como por los que nos reuníamos abajo. Allá donde sonaba una armónica dentro de una lata de aceitunas era un lugar donde aparecías y te encontrabas, sin haber llamado a nadie, con esa troupe alucinante de locos que bailaban y cantaban a vuestros pies hasta que se apagaban las luces y más allá. Aunque no nos veamos nunca, nos conocemos todos. Y es que ya fuera viviendo en Madrid o bajando los 250 kms de A-6 que nos separaban desde que volví a cruzar el Tormes, fuisteis siempre la excusa perfecta, la mentira más sincera para encontrarme de nuevo con gente a la que echar de menos cualquier martes por la noche. Mi familia remolachera.

La Coope, acojonanting banda de blues, rythm and blues, funk, soul y rock and roll, dio su último concierto el pasado viernes en el escenario que les vio nacer a ellos y sudar a nosotros. Pasa el tiempo, nos hacemos mayores, aguardan Pamplona y mil y una sorpresas, según cada cual. Y qué le voy a hacer si hago siempre trampa al mus…


¿Que por qué está triste la princesa?

Porque no conoce a la única… la inigualable… la sexy, sensual, sexual, embarazante y anticonceptiva… la cacereña y madrileña, la burgalesa y taiwanesa… la que te lame las botas… la que miente cuando besa…

¿Qué por qué está triste la princesa?

Porque no conoce a

La Cooperativa Remolachera.



lunes, 25 de febrero de 2008

Treinta y un millones...



...quinientos treinta



y seis



mil



y un



segundos.

viernes, 22 de febrero de 2008

Cracks de la tele

A veces la tele merece la pena... Y la receta no parece tan complicada. O sí? Mi cerebro aletargado se debatía en la pereza de irse a la cama anoche mientras el pulgar se paseaba sin rumbo sobre los botones del mando a distancia. Todo hasta que el ejercicio de zapeo vino a detenerse ante la pantalla de La Sexta: Buenafuente tiene a El Gran Wyoming en su programa. Dos animales televisivos de los que se puede esperar cualquier cosa, también fórmulas de lo más soporífero. Pero anoche no: anoche demostraron que estos dos son absolutos cracks. Ponlos delante de una cámara y deja que se complementen. Absolutamente geniales!

Os dejo la entrevista completa desde Youtube, está en cuatro vídeos diferentes que he reunido en una lista de reproducción aquí abajo. No dejéis de ver las cuatro partes!





Por cierto, los que hemos sido inoculados con el jugo Remolachero seguro que hemos reconocido la canción que acaban tocando en el escenario... O no os ha parecido ver a Kwang-Fu por un momento? =D

jueves, 21 de febrero de 2008

This is (f*cking) Hollywood!

Where can you find a 29-year-old psychology student, a doctor who survived a plane accident and got lost in an island crowded with weird people, the most handsome psychopath-maker of snuff movies in the Spanish movie industry and the last King of Scotland who won an Oscar as a male starring role?



It must be a very special place, like the next landmark where the President of the United States is gonna be killed in public, unleashing unimaginable consequences all over the world. And that place cannot be other than Salamanca.

That's why this ancient, small, quiet town got frozen last week for some hours when Matthew Fox, Eduardo Noriega and Forest Whitaker landed for a short visit motivated by the world premiere of the movie 'Vantage Point', a Hollywood thriller in which action supposedly takes place in Salamanca, shooting of the President (of the USA, of course) and huge explosions included. Dennis Quaid, William Hurt and Sigourney Weaver are also featured in the movie but they didn't come -tough, Sigourney Weaver had already stayed in Salamanca about 16 years ago for the shooting of the Ridley Scott's movie '1492: Conquest of Paradise'. A public appearance of the movie stars with the director at the Town Hall balcony at the Plaza Mayor was announced for 11 am. Afterwards, the stars came down and spent about thirty minutes with the crowd who had been waiting and cheering for them all morning long. Everybody who happened to be in the Plaza at that time joined the crowd and yelled loudly wishing to get an autograph from Forest or be kissed by Eduardo or Matthew. I was there, too, and despite I wasn't kissed or autographed, I tried to get my own image of the day I met an Oscar winner in the Plaza Mayor.



(Excuse the poor quality of the picture, I had to use my cellphone)


The poster of the movie and some other pics of the premiere, taken from Flickr:




The funniest of it all is that the movie wasn't actually shot in Salamanca but in a real-size cardboard model built ah-hoc in Mexico. Reasons for that are that doing it in the real Plaza would imply to close it to public access for three months; which seems impossible given the Plaza is the true heart of the city... Below, a sight of the cardboard replica and the incredible image of Matthew Fox in a Local Police uniform... Notice the Salamanca coat of arms in his chest and shoulder =D



Finally, the trailer of the movie... So, now you know where to go if you want to see a President being shot and a Plaza blown up. Is this Hollywood? Nope: this is (f*cking) Salamanca!

martes, 12 de febrero de 2008

Pitu también lo sabe


Visto en el messenger de la Pitufa:

"Quien no ha caído nunca no tiene una idea justa del esfuerzo que hay que hacer para tenerse en pie..."



Mood: Levantándome...

jueves, 7 de febrero de 2008

I keep an eye on you, Mr. Einstein!

For most of the people, Einstein has to do with the crazy genius with messy, white hair and protruding tongue. Some others think in the Theory of Relativity, physics and even the nuke bomb. But for those who ever lived in Leiden there's something more -dunno why, but Leiden leaves a mark on everything related to it that makes it all utterly special. For us, innocent erasmus newcomers, the first hint of relationship between Leiden and Einstein was to know -via Google, the welcoming speeches or that wonderful Holy Bible for the newcomer called 'Finding your way around Leiden'- that Mr. Albert taught for some years in the accredited Dutch university founded by the Rapenburg canal. Then, during your first days in your new life the word Einstein earns a whole, new meaning by becoming the hottest spot in town when you learn that it's also the name of a bar, specifically the bar where every new erasmus student hangs out for the wednesday nights ESN borrel. Un-miss-able! As time goes by and a monotonous, steady, everyday life is built around those once excited newcomers, this bar losses a part of its importance as other bars are discovered and gain their own place in the weekly schedule... but always remains as a cornerstone to show visitors any other day.

Sooner or later the winter finishes and the spring brings sweet, sunny days to cycle to Warmond or Katwijk... And then, the arrival of summer evenings marks the last moments during which the few survivors remaining from the latest erasmus generation miss the noise and faces of those already gone, while counting down the final, few days remaining for themselves. Time to fly back home, the end of the dream. The end for the Einstein and those countless wednesday drinks as well.

More than two years were gone when I discovered it. By chance, as this things are usually found. The Einstein bar has a webpage, and wishing to find a photo gallery in which those old gone, once well known faces could be fished among the crowd as a nostalgic pastime a wonderful feature apperared. Because I might not be able to see your face in old photographs, but I will see you if you sit at the terrace this afternoon, to listen to the bells at the Town Hall. As we used to do =)

The Einstein Cafe, by the Nieuwe Rijn canal in Leiden, has an amazing live webcam that can be remotely controlled to point it towards different directions. Dont forget to switch the audio feature on so you can hear the Stadhuis carillon nearby every hour!


PS. This post, my first one in English, is dedicated to my Dutch mom, who did the same countless times before so I could read her beautiful blog. Dit is waar we elkaar voor het eerst ontmoet hebben!!

miércoles, 6 de febrero de 2008

Las fotos en mi pared

¿Cuánto se tarda en sentir un lugar como propio? Imagino que depende de muchas cosas... Yo tengo la necesidad casi fisiológica de 'personalizar' los lugares a los que me encuentro unido. Los hago míos. Y es que me resulta de lo más inquietante la sensación de meterme en la cama rodeado de paredes desnudas, con su amenazante vacío o, peor aún, repletas de pequeños vestigios de vida anterior, imperceptibles a primera vista pero que van surgiendo ante tus ojos poco a poco: aquí el agujerillo dejado por una chincheta, allá la marca amarillenta de la cinta adhesiva, por el otro lado un resto paduzco de procedencia insondable... No puedo evitar subirme el edredón hasta los ojos mientras pienso en qué pendería de la chicheta, qué habría adherido al adhesivo resto, qué demonios será eso marrón pegado al gotelé. Y por eso me defiendo atacando: a la primera ocasión que tengo, me lanzo a cubrir las huellas del prójimo con huellas más propias. Napoleón estaría orgulloso de mí. Soy más bien barroco antes que minimalista, lo que implica que me suele dar por la falta de mesura en lo que se refiere a decorar los lugares que quiero hacer míos. Mi última morada madrileña tuvo un tabique completamente empapelado de antiguas fotos. Todo tipo de gentes, lugares y situaciones me daban las buenas noches y me saludaban luego al despertar, haciendo de mi aventura madridense algo más humano, cercano y -por qué no- caóticamente mío.

Aquella habitación se cerró y yo emprendí de nuevo camino en pos de nuevos anhelos más o menos tangibles, y al cierre aquel siguió un nuevo comienzo, incluyendo nueva habitación, nuevas paredes y nuevos vacíos que desterrar. En un principio estuve tentado de recuperar el horror vacui anterior, trasladando el éxtasis fotográfico a los nuevos tabiques... Pero hete aquí que la naturaleza humana es a veces inescrutable y, de todo aquel montón de fotos que venían en mis maletas sólo unas cuantas decoran ahora mis muros. El porqué de que sean tan pocas aún no lo conozco, el porqué de que sean las que son es algo que quisiera explicarles, si tienen ustedes a bien acompañarme por tan insólito relato.

Una de ellas es ésta. Es Navidad del 2003, alrededor del veintitantos de diciembre. Es Schiphol, el aeropuerto de Ámsterdam. Es un cielo cubierto, es la lluvia tras el cristal. Afuera el frío y el viento húmedo, y a este lado del cristal una burbuja de calor y silencio, atemporal, propicia para la nostalgia y los sueños. La silueta es María ante la ventana, con la mirada perdida. Pero es más que todo eso: es el momento. Es el momento en que las maletas están facturadas, en que el avión espera y la lluvia invita a dejar la imaginación volar a sus anchas. Regresamos a casa. Por delante quedan días de descanso en los que ver a los amigos y la familia, en que contaremos mil veces las aventurillas de nuestra vida holandesa. Frente a la montaña rusa de incertidumbres de los meses recién pasados estamos en un momento de certezas: certeza de quién somos, certeza de lo que hacemos, certeza de dónde vamos y por qué queremos regresar.

Hay momentos que quedan adheridos en la retina y la memoria. A veces, una cámara providencial sabe colarse oportunamente y fijarlos en papel. Por eso, un fragmento de mi pared está cubierto por 10 x 15 centímetros de aquel instante en que por nada del mundo me habría cambiado por nadie.

lunes, 4 de febrero de 2008

Empollando...


Vuelven las noches bajo el flexo. Vuelven el café, las legañas, los ojos rojos. Vuelven los nervios en el estómago. Vuelve la tele de madrugada, el vuelo rasante de la imaginación en las furtivas pausas involuntarias, la cara ajena en el espejo. Vuelven las chuches de la nevera y el zumbido ubicuo de las horas sin nombre, vacías, amorfas, que rayan justo antes de alba.


Mood: Y van...

sábado, 2 de febrero de 2008

El fotógrafo detrás de la foto



Me juego la colección de tapas de petisuís a que ya conocéis esta foto: se titula ‘Muerte de un miliciano’ y pertenece a Robert Capa. Eso es lo que está claro; lo que quizás no lo está tanto es todo lo que sigue: si realmente se trata de un miliciano, si realmente muere ante la cámara, si realmente está tomada en Cerro Muriano… Es una de esas fotos a las que rodea la controversia desde el mismo momento que salieron de la cubeta de revelado, o casi. Y es que hay tantos amantes de su fuerza expresiva y de cómo retrata la crudeza del momento como detractores que atacan su oportunismo y ese supuestamente milagroso sentido de la oportunidad del autor para encuadrar, enfocar y disparar justo en la décima de segundo fatal. Pero es que justamente esto suele ser el bagaje que acompaña a los iconos. Y esta foto, indudablemente, lo es.

Como con la foto del Ché Guevara de Korda, igual que con la no menos célebre aquella de los marines erigiendo las barras y estrellas en Iwo Jima: aquí el icono, aquí la polémica. ¿Cuál es la respuesta? Pues, a mi parecer… no importa. Porque el icono es sólo la fachada, la portada, el rótulo de neón que atrae la atención al interior de la librería. Porque si es Federico Borrell quien muere en la foto o si es todo una pose fingida carece de importancia cuando se mira más allá. Y más allá hay toda una galaxia de imágenes, el trabajo de toda una vida de un fotógrafo cuyo objetivo se ha convertido en el ojo por el que el mundo mira con asombro hacia algunos de los acontecimientos que cambiaron la historia.



Endre Ernö Friedmann, el húngaro que tomaría el nombre de Robert Capa por la necesidad de tener un nombre más atractivo, más comercial, más americano a los ojos de los editores –no es casualidad que se parezca tanto al apellido del afamado director de cine Frank Capra. El hombre tras la cámara. Toda una personalidad en la época: no sólo revolucionó –casi se puede decir que inventó- una nueva forma de concebir la figura del reportero de guerra, además fue toda una celebridad en la crónica social de los convulsos mediados del pasado siglo: fundador de la mítica Agencia Magnum, amigo de Picasso, Steinbeck, Hemingway, amante de Ingrid Bergman, protagonista de algún cameo en las pelis de algún director de cine y camarada de copas… se movía con igual maestría por los frentes bélicos que por los clubs más selectos del planeta. Todo un personaje que cimentó su mito en su manera de llevar una cámara hasta los lugares en los que nadie había mirado antes porque nadie quería ver: esos lugares en los que, durante un instante concreto en la historia del tiempo, los seres humanos aplican toda su brutalidad y toda su inteligencia en aplastar minuciosa y despiadadamente a otros seres humanos. Fue entonces noticia y hoy es historia, y es su leica el agujerito por el que la humanidad entera se asoma a aquello que hicimos y nos hizo como somos.

La Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial, la primera Guerra de Indochina (Vietnam)… Se le atribuye la popular máxima aquella de “si tus fotos no son suficientemente buenas es porque no estabas suficientemente cerca”. Y sus fotos eran indudablemente buenas, muy buenas. Lo que significaba estar muy, muy cerca para un tipo que trabajaba sin teleobjetivos: cuando se ve un soldado al lado de su cámara podéis creer que realmente estaban hombro con hombro. Cubrió el desembarco en Normandía, el legendario D-Day, para la revista Life y, fiel a su lema, no se le ocurrió mejor método que ir en las mismas lanchas de desembarco en la playa de Omaha, como un soldado más. El mismo Steven Spielberg ha reconocido que sus fotos de aquel día fueron su inspiración fundamental a la hora de recrear la magistral secuencia del infierno del desembarco en ‘Salvar al Soldado Ryan’ Si habéis visto la peli podréis recordar el nudo que se crea en el estómago cuando uno se identifica con aquellos pobres chicos metidos en la barcaza que se acerca a una playa infestada de ametralladoras, plagada de balas que zumban como avispas letales buscando su carne. El miedo atroz ante una muerte real, presente, que aguarda en horas, minutos o segundos. Saber que todo lo que uno es va a quedar expuesto, sin más resguardo que el propio pecho, la piel y la sangre, al azaroso tino de un chaval, otro como tú pero con uniforme alemán, que a los 19 años llora de miedo lejos de su casa para verse aferrado a una ametralladora al rojo vivo ante la aterradora visión de una invasión imparable que se dirige hacia él. Y, entre aquella carnicería de chicos aterrados, entre las explosiones y las balas, entre los ríos de sangre y los gritos de agonía, un húngaro correteando sin más armas que sus cámaras y sus rollos de película. Y saliendo vivo para contarlo, para mostrarlo si no hubiera sido por esas ironías del destino: se dice que el chico del cuarto de revelado de la revista Life fue presionado para que tuviera los negativos listos en el menor tiempo posible, por lo que subió la temperatura del secador eléctrico… El resultado es que, de los 106 disparos, sólo se salvaron once fotogramas. La revista Life los publicó inmediatamente, incluyendo en el pie de foto a modo de explicación por el mal estado de las imágenes que la emoción del momento había sobrecogido al fotógrafo y por lo tanto las imágenes estaban ligeramente desenfocadas. Años después, el propio Capa daría una muestra más de su irónico sentido del humor cuando escogió para sus memorias de la guerra precisamente ese título: Slightly out of focus (ligeramente desenfocado).




Sin embargo, las fotos que posiblemente fundamentan el mito de Robert Capa son las que hizo en la Guerra Civil española; su primera guerra, en la que se entregó como un niño idealista, tomó partido –por los republicanos-, se enamoró y sintió el dolor, la desesperanza, el vacío y la miseria de la mano brutal de la ceniza. Capa llegó con su amante Gerda Taro, una fotógrafa mucho más experimentada con la que vivía en el dulce París de preguerra, y la guerra se la arrebató cuando ella cubría el frente de Brunete. Capa vivió nuestra guerra haciéndola suya, implicándose, viviendo con los milicianos en las trincheras y con la gente en los refugios, retirándose en triste huida con los refugiados que dejaban atrás la derrota; siendo una vez más el fotógrafo fiel a su famosa frase: acercándose. De aquello nos queda la foto de Cerro Muriano, el icono, la controversia. Y, para quienes quieran mirar más allá, todas las demás: las que nos permiten ver a las gentes en las colas de racionamiento de la retaguardia, a quienes corren en el frente sin querer mirar los cadáveres que podrían ser ellos mismos, a la Cibeles entre sacos terreros, a los niños que buscan unos padres que no volverán. Nos permiten ver a nuestros abuelos, a nuestros padres o a nosotros mismos, porque las fotos de Capa son nuestro propio álbum familiar. Hace años Hache supo acertar regalándome un libro de algunas de estas fotos, que atesoro el alguna estantería de la que procuro no separarme demasiado. Ella no sabe aún cuánto se lo agradezco.

La democracia, esa supuesta panacea del gobierno de los pueblos en paz, necesita hoy de ciudadanos informados cuyos votos dirijan los caminos. Gracias a gente como Endre la utopía de que los ciudadanos tengamos ojos desde los que ver, opinar y juzgar es posible. Hace 54 años que Capa murió tras pisar una mina en la Indochina francesa (actual Vietnam) de la única manera que sabía hacer las cosas: acercándose. 54 años después, esta semana los periódicos en los que trabajan quienes siguen su ejemplo nos contaban que ha aparecido una maleta en México con más de 3000 de sus fotos inéditas. Una maleta abandonada ante el avance de los nazis sobre París y cuya historia desde entonces hasta su reciente aparición resulta tan increíble como todo lo anterior. Desde ahora, nuestro álbum familar tiene 3000 fotos más en las que vernos, reconocernos y aprender a entendernos.