miércoles, 23 de junio de 2010

¡Bienvenida, Nora!



Ves? Te estábamos esperando con muchas, muchas ganas desde hace ya nueve meses! Y ahora estamos deseando conocerte!

Bienvenida, Nora. Espero que sea un viaje fantástico.

martes, 30 de marzo de 2010

Sincerely, Spain

First impressions of a country seen from the lens and eyes of an American.

Sincerely, Spain from Matthew Brown on Vimeo.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Things money can't buy

I find it hard to understand that, in the 21st century, a sick man may die in the heart of Africa, hundreds of miles away from any doctor.

But I find it even harder to understand that, in the 21st century, a sick man may die in the heart of California, with eight hospitals in his very neighborhood.

Link


lunes, 22 de marzo de 2010

Me estoy quedando frito



Enorme!!!

martes, 9 de febrero de 2010

Así que no era yo el único que lo pensaba...

viernes, 5 de febrero de 2010

Stationspleined again

I bet there's a little bunch of people somewhere around the world who would cast a grin if they were seeing this:


Ver mapa más grande

See ya at the #242, guys! Tot zo!

martes, 5 de enero de 2010

A la att... del Paje Abelardo

Érase una vez un señor llamado Juan, a la sazón padre de Pilar, que es la señora que luego tuvo un hijo que me llamaría hermano. O sea, que el señor Juan era (y sigue siendo) mi abuelo. La cosa es que este señor Juan era más cosas. Sí, os lo aseguro: además de ser mi abuelo era también ciclista, violinista, del atleti y taxista. Taxista de los de pueblo, para más señas, de esos que antes (no sé si seguirán existiendo ahora) podías contratar para viajar al pueblo de al lado o al fin del mundo. Pues eso: el señor Juan, mi abuelo, taxista. Y, por lo tanto, echando media vida en la carretera.

Ah, mi abuelo Juan era una cosa más: era más crío que sus nietos.

Por eso mi abuelo Juan lo pasaba mal esperando a que vinieran los Reyes Magos. ¡Pero que muy mal! Y peor aún según se acercaba el ansiado día: el uno de enero, el dos, el tres... El gran día estaba tan cerca... ¡pero a la vez tardaba tanto en llegar! Una espera difícil para los niños... ¡y absolutamente insoportable para mi abuelo!

Menos mal que estaba Abelardo.

Todo sucedía de repente: una mañana cualquiera de los primeros días de enero se abría la puerta y aparecía mi abuelo bajo una montaña de regalos envueltos en crujiente papel de mil colores. Imaginaos las caras: la de los nietos, con los ojos fuera de las órbitas. La de mi madre, con un puntito de incredulidad y sorna que nosotros nunca acertamos a entender. Y la de mi abuelo, disfrutando de todas las demás. Era entonces cuando nos lo contaba: que si iba en su taxi por la carretera de Almoharín, que si un camión en la cuneta con la rueda pinchada, que si se bajaba a ayudar. El conductor que resultaba no ser un conductor cualquiera sino Abelardo, personaje mitológico (pero que muy mitológico en la reducida y muy particular mitología de mi infancia) que a la sazón se ganaba la vida con una curiosa ocupación: paje.

Exacto: Abelardo. Paje real. Paje de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente.

"Y me dijo: oye Juan, espera, que tengo por aquí lo de tus nietos. ¿Se lo puedes llevar tú?" -terminaba el relato mi abuelo, ante el éxtasis de los nietos que correteaban rasgando papel de regalo. Con la media sonrisa de mi madre que siempre decía aquello de "parece mentira, papá". Y con la sonrisa completa del abuelo que ni se molestaba en excusarse. "Hija, era Abelardo... ¿Qué podía hacer?"

Es por esto que no faltaba una cabalgata en la que nos agarráramos a los faldones de la chaqueta del señor Juan, el taxista, y le pidiéramos que identificase a Abelardo entre aquellos resplandecientes uniformes árabes que caminaban junto a sus Mágicas Majestades. Es por esto que, desde que guardo recuerdo, aquellas cartas en las que los niños de mi familia enumerábamos la mayor de las ilusiones iban encerradas en sobres en los que una caligrafía infantil leía:


"SS.MM. los Reyes Magos de Oriente.

A la Att. del Paje Abelardo"



Que tengáis buenas noches. Y que mañana encontréis que Abelardo os ha dejado todo lo que deseéis.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Hola Darth Vader. Mi nombre es Íñigo Montoya...



Si esto no es friki, que baje Michael Jackson y lo vea...

lunes, 30 de noviembre de 2009

An unexpected visitor...

... suddenly appeared in my terrace.



Who was staring at whom?

viernes, 27 de noviembre de 2009

Correteando

Érase una vez un hombrecillo que correteando iba por los campos. Arriba hacia las colinas, hacia abajo en los valles, corría y saltaba de roca en roca, sobre los arroyos y las praderas. La gente al verlo venir se reía y no faltaba quien afirmara que estaba loco.

Un buen día, otro hombre que volvía de sus prados tuvo que apartarse del camino con cierto sobresalto al ver al hombrecillo corredor que venía dando brincos vereda abajo. "¡Pero ¿por qué corres, hombre?! -le dijo. -"¡Porque quiero! - respondió aquel. Y, de repente, parando en seco, se volvió y añadió:

-"Porque puedo"

Tras lo cual se quedó un momento en silencio. El aldeano notó cómo la mirada del corredor se volvió por un instante más oscura, más lejana. -"Porque debo" - añadió. "Porque puedo. Porque quiero. Y porque se lo debo a quien no quiere o no puede".

-"Pero, ¿quién es ese que ni puede ni quiere?" -inquirió el aldeano.

La mirada del rápido hombrecillo se volvió y se posó sobre la del paisano. Y, quedándose allí, la sintió infinita y atroz. -"Yo" - dijo la voz que resonaba tras la mirada- "Algún día, yo mismo".

Y, dicho esto, dio un pequeño salto y se alejó camino abajo, siguiendo el camino tras los árboles. Correteando.